jueves, 22 de marzo de 2007

Objetivo: dividir el voto liberal-conservador

La utilización partidista de un gran atentado implica aceptar el desgaste electoral que ocasionará en el futuro el inevitable pago de los servicios prestados.
Este gran problema no parece complicado de solucionar si se dispone del poder y de la inmensa mayoría de medios de comunicación masivos. Simplemente, se apoya mediáticamente a un nuevo partido con ideología cercana al rival, añadiéndole pequeños tintes que atraigan a votantes disconformes dentro de ese espectro político; en este caso, se utilizará el laicismo y se intentará exprimir al siempre crítico sector liberal ubicado en el centro-derecha español.

Jesús de Polanco ya deja entrever el apoyo mediático que recibiría un gran partido-topo de la izquierda en el corazón de la derecha, el cual evitaría ese cambio en el Gobierno de España que tan nefastas consecuencias tendría para su Imperio y para el PSOE.

Se trata de un paso más en la estrategia del "todo vale contra el PP": nada nuevo bajo el sol. Donde sí se esperan enormes sorpresas es en la identidad de los traidores, si así consideramos a quienes ocultan su verdadera intención bajo una aparente lucha por la verdad y contra el Gobierno. El futuro inmediato mostrará la verdadera cara de algunas personas y asociaciones cuyo auténtico objetivo dista mucho del que actualmente alardean.

La conspiración tiene una fecha: las elecciones generales; los primeros pasos se darán en las municipales con la aparición de formaciones políticas y otras agrupaciones locales que tras este primer envite electoral podrían unirse para materializar el gran engaño, apoyados públicamente por los traidores.
Esperemos que todos estos intentos no alcancen su objetivo, porque si España cae en la trampa estará definitivamente sentenciada.

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