viernes, 28 de septiembre de 2007

Los detenidos el 13M no pudieron activar los móviles de las bombas

El dato que hoy desvelamos termina de confirmar que alguien elaboró toda una serie de soportes documentales después del 11-M para dar cobertura a la falsa historia de la compra de esos teléfonos por parte de los supuestos terroristas: en concreto, la fecha de activación de esos teléfonos, según la empresa Movistar, demuestra que es imposible que esos hindúes compraran esa partida de 80 teléfonos en octubre de 2003. Según esa factura, que obra en el sumario, los hindúes habrían comprado esos 80 teléfonos el 21 de octubre de 2003 (véase en la Figura 1 la factura de Telefonía San Diego).

Sin embargo, la información aportada por la compañía Movistar demuestra que esos teléfonos fueron activados por el distribuidor el 28 de noviembre de 2003, un mes más tarde. Los distribuidores de telefonía realizan esa activación para cobrar las comisiones que Movistar paga por venta de teléfonos (véase en la Figura 2 la comunicación enviada por Movistar en relación a uno de esos teléfonos).

Ese descuadre en las fechas hace imposible que los hindúes compraran esos 80 teléfonos en la fecha indicada en la factura, porque la empresa Bazar Top, propiedad de los hindúes, no se dedicaba a activar teléfonos. La razón es muy simple: ellos no eran distribuidores oficiales de Movistar, así que no cobraban ninguna comisión por la activación de teléfonos. Todos los teléfonos que ellos compraban les venían ya activados, como ha confirmado a Libertad Digital el propietario de Bazar Top.

Puesto al habla con nosotros, declaró que cree que esos teléfonos ni siquiera los activaba su proveedor, Telefonía San Diego, sino que esos teléfonos le llegaban ya activados a él. Esas declaraciones del propietario de Bazar Top, que están corroboradas por los datos contables a los que ha tenido acceso Libertad Digital, implican que los hindúes nunca podrían haber comprado esos 80 teléfonos con anterioridad al 28 de noviembre de 2003, que es la fecha de activación registrada por Movistar.

El 28 de noviembre de 2003 esos teléfonos tenían, forzosamente, que continuar en posesión del distribuidor que se encargó de activarlos, bien Telefonía San Diego o bien algún proveedor de esta empresa.

La demostración de que alguien falsificó las pruebas documentales para dar cobertura a la historia de la compra de esos teléfonos móviles por parte de los supuestos terroristas explica las numerosas contradicciones existentes en la historia, pero abre una multitud de nuevos interrogantes. Si no es verdad que el teléfono de la mochila de Vallecas fue adquirido en esa tienda propiedad de los hindúes, ¿quién suministró ese teléfono para la confección de la mochila de Vallecas? ¿A través de dónde se comercializó realmente ese teléfono y en qué fecha fue adquirido? ¿Es verdad esa otra parte de la historia oficial que dice que algunos de esos teléfonos supuestamente adquiridos a los hindúes se activaron en Morata de Tajuña el día anterior a los atentados?

Pero otras partes de la versión oficial quedan también en entredicho: si se elaboró toda una serie de soportes documentales falsos para decirnos que el teléfono de la mochila de Vallecas se había vendido en la tienda de unos hindúes, ¿es posible que sea también falso que la tarjeta telefónica de esa mochila de Vallecas se vendió en una tienda de Lavapiés propiedad de los tres marroquíes detenidos el 13-M? ¿O también en ese caso se dotó de cobertura documental a la historia a posteriori de los atentados?

También hemos desvelado en el programa "11M: El Juicio" las peripecias por las que los hindúes pasaron después de su detención y posterior puesta en libertad. Por ejemplo, se revela cómo esos hindúes han quedado en una especie de limbo jurídico, sin ningún tipo de documentación acreditativa de su nacionalidad, ya que aún no han conseguido que nadie les restituya los pasaportes que les fueron robados en abril de 2004.
Por cierto, con ese robo, ya son cuatro los domicilios de personas relacionadas con las investigaciones del 11-M que sufrieron asaltos en los días y semanas posteriores a la masacre. Curioso.

Se dice en una revista que hoy ha presentado el director del CNI, Alberto Saiz, que aún quedan por esclarecer aspectos del 11-M. Por ejemplo, dice la revista, queda por esclarecer la autoría intelectual de los atentados. Cosas nimias, vamos.
No le quepa ninguna duda, don Alberto, de que quedan cosas por esclarecer. Por ejemplo, con el dato que hoy revelamos en LD, queda claro que el teléfono móvil de la mochila de Vallecas no salió de la tienda de los hindúes. ¿De dónde salió entonces? ¿Quién lo aportó para poder confeccionar esa mochila milagrosa?

Aunque prefiero, Don Alberto, esta otra pregunta: de la misma forma que alguien falsificó los papeles necesarios para prestar soporte documental a la falsa historia de la compra de los teléfonos, ¿se falsificaron igualmente los soportes documentales relativos a la compra de las tarjetas en la tienda de Jamal Zougham? Es una buena pregunta, ¿verdad?
Si quiere saber qué más cosas quedan por esclarecer, Don Alberto, no se olvide de ver el programa "11-M: El juicio" de la semana que viene. Le daremos más material para que su gente investigue.

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